viernes, 13 de marzo de 2009

Fa 25 anys

Veinticinco años han transcurrido ya desde la última vez que nos vimos y parece que fue ayer cuando por última vez nos despedimos en la escuela.

Por mi parte fue un adiós sin más, nada caluroso, nada preparado, nada premeditado tampoco. Simplemente un adiós.

El tiempo nos ha hecho adultos, nos ha dado hij@s, nos ha dado muchas satisfacciones y algún que otro desengaño, pero sobre todo nos ha hecho fuertes, ¿verdad Silvia?.

No menos cierto es, que la tecnología nos ha presentado un programa para recuperar sueños perdidos y tú, Emilio, has sido el artífice de poner la maquinaria en marcha.

Esta mañana después de tanto tiempo nos hemos encontrado Sílvia y yo. No dábamos crédito del tiempo transcurrido desde la última vez que estuvimos juntos.

Han sido por mi parte, dos horas intensas de conversación, en las que durante un breve espacio de tiempo hemos compartido contigo, Emilio, no por que no quisiéramos más sino por que tus obligaciones son lo primero y la factura del teléfono lo segundo.

 
Hemos repasado a modo de flash-back emociones, sentimientos, formas de ser y caracteres de cada uno. Todos los que formábamos parte de aquel reducido grupo de unas 30 personas han estado presentes en la mesa con Silvia y conmigo.

Debo decirte querido Emili, que Silvia se ha convertido en una mujer muy atractiva, simpática como ella sola y con una sonrisa que encandila a quién se la dedica. Las fotos que publica no le hacen justicia alguna (no per això deixis de penjar-les Silvia), la realidad una vez más, supera la ficción.

Se nos ha escapado el tiempo como arena entre los dedos, ese reloj inquebrantable que no da tregua alguna, esas dos agujas, la grande y la chica que, sin pausa pero sin prisa, avanzan inexorablemente en nuestra contra, han hecho que Silvia haya tenido que volver a su rutina diaria.

1 comentario:

Emilio dijo...

Tenir amics com vosaltres es el millor que me ha passat. Avans eram companys i ara ja no, ara som amics, de veritat.