martes, 17 de febrero de 2009

Localizar compañeros, encontrar amigos. Todo unido.

Anoche me dieron las tantas hablando con Silvia. Es curioso lo que puede llegar a hacer la distancia y una conexión ADSL. Pero lo más curioso es que Silvia y yo dejamos de vernos en 1983, cuando apenas teníamos 13 años, bueno ella es más pequeña unos meses por lo que casi no tenía esa edad. Desde entonces nos han pasado muchas cosas a ambos. Hemos tenido parejas, hemos tenido trabajos, hemos fracasado en nuestros estudios y luego hemos resurgido como el dichoso Ave Fénix para triunfar, primero en los estudios y luego en el trabajo. Hemos peleado la vida, a golpe de palos duros, hemos sido madre y padre, dos veces y hemos evolucionado como personas, viscerales y mediterráneas.

Todo esto lo hemos ido atravesando en el tiempo y en la distancia que nos ha separado un cuarto de siglo, que se dice pronto. Silvia ha sido estos años en mi mente un vago recuerdo, una niña de doce o trece años, buena, dulce y amiga a ratos. Yo, no sé, quizá ni eso pues es una desmemoriada terrible. Ya me lo advirtió nuestra amiga común Imma Vicent y ciertamente lo he ido comprobando. Silvia es enfermera en Barcelona, yo soy periodistilla de pueblo, en Granada. Nada nos unía salvo un vago recuerdo mío y que compartimos siete hermosos años de nuestras vidas en clase.

Durante todos estos años he recordado, como ya he dicho en varias ocasiones, algunos nombres. Luego he ido sumando el resto y de todos, salvo de dos o tres, guardo algún recuerdo. Siempre he tenido el deseo de volver a saber de todos ellos pero nunca me detuve a buscarlos. Anoche le decía a Silvia que estuve muy ocupado construyendo mi proyecto de vida. Trabajé en un secadero de jamones, deshuesando, estuve en el CCC, repartiendo y vendiendo libros, trabajé en Radio Estilo y la COPE, trabajé en una heladería de camarero, vendí ropa por toda la provincia de Granada, fui comercial de publicidad, trabajé en las tres teles que ha habido en Maracena, en Telenieve, en Mira Televisión, colaboré cuatro años con Canal Sur, he retransmitido más de 600 partidos de fútbol, he ido a rallyes, partidos ACB, Copas del Rey de básket dos, mundiales de Esquí, he sido plumilla de mi radio, ahora soy el director, he escrito en ABC y Granada Hoy, he creado un periódico local que se vino al traste, he estudiado Historia ya de mayor, he sido Jefe de Prensa de un Club de División de Honor de Tenis de Mesa, no he parado. No he tenido tiempo nada más que de trabajar. Pero siempre esos nombres, Sergi, Francesc, Silvia, Juan Carlos, Mari Ángeles y pocos más, se han mantenido vivos en mi recuerdo.

Ahora 25 años después los encuentro y me topo con Silvia. Como decía al principio, nada nos unía. Pero lo más curioso de esto es que hemos encontrado una confianza y una complicidad que no tenemos, al menos yo, con otras personas más cercanas. Y que gusto da saber que has encontrado a un amigo, en este caso una amiga. Una persona que te cuenta sus cosas, a la que atiendes con interés sincero, que te presta atención, que se preocupa de verdad. Qué placer charlar con alguien, charlar con la única intención de charlar. Desahogo placentero. Diversión a hurtadillas, para no perturbar el orden de casa, pero … gaudium est.
Ahora sé que tengo tres amigos más, Sergi: que se ha convertido en algo muy grande para mí; Imma: que me hizo llorar de alegría como nadie lo había hecho nunca; y Silvia: que ha depositado en mí una confianza que me llena de orgullo. Hay un cuarto, Francesc, que está “liado” pero que pronto se pondrá al día con nosotros.

Espero que Silvia se fuera anoche a descansar un poco mejor, pensando en los ratos tan buenos que nos quedan por vivir, en lo placentero que es pensar que alguien, muy lejos, se acuerda de ti. Yo estoy seguro que ya no soy un puntito lejano en su mente, y eso me anima a seguir cultivando la amistad de quienes aprecio, de mis familiares, amigos y compañeros. Le decía anoche a Silvia que ser buena persona es lo principal, el bien siempre te vuelve, triunfa. Yo no soy desinteresado, procuro hacer el bien, pero por que espero que me pasen cosas buenas y Silvia es una de esas cosas.

martes, 10 de febrero de 2009

El libro de la Vida

Cada uno de nosotros desde que estamos en este mundo, comenzamos a escribir nuestro particular libro de la vida.

Hasta que no conocimos la escritura y la lectura, fueron nuestros padres los que por nosotros, nos rellenaban esas primeras páginas en blanco. El título para cada uno de nuestros libros fué distinto no siendo así la senda que llegaríamos a recorrer juntos.

Mis padres me educaron con la idea de que se iba al colegio a aprender, no hacer campanas y al terminar, vuelta para casa a hacer los deberes.

Lo que no recuerdo que me dijeran es que en la escuela se hacían amistades, eso lo aprendí poco a poco. Cada día que pasaba, cada año que transcurría, fué forjando para siempre un carácter, que bueno o malo era el mio particular.

Las pocas amistades que pude conseguir de aquellos años, se borraron de mi mente al poco tiempo de “licenciarnos”, cada uno de nosotros empezamos caminos nuevos, compañeros de viaje distintos, ni mejores ni peores que los anteriores, simplemente distintos.

Los años fueron pasando, cerramos la puerta de los estudios y se abría la ventana del futuro profesional, ¿os acordáis?.

Nos casamos, algunos nos divorciamos, tuvimos hij@s, la escuela cambió de nombre, pero la informática nos ha demostrado que la esencia de aquellos muchachos que un día coincidimos casualmente en aquel lugar y en aquel momento preciso, nos volvamos a encontrar para darnos cuenta de que lo ÚNICO que no ha cambiado es la esencia. Ayer al hablar contigo Emilio y contigo Silvia, me vinieron a la mente, aquellos olores, aquellas sensaciones.......

25 años después, en las primeras páginas de la vida de nuestr@s hij@s, nuestros nombres se reescriben, como si fueran la continuación de algo que marcó una época y que espero no se vuelva a separar más.

lunes, 9 de febrero de 2009

Con Silvia

Uiiiiiiiii como olvidar aquel estiron de pelos!!! Como bien dice Silvia siempre ibamos juntas las 4, Eva, Cristina, Silvia y yo, recuerdo perfectamente que por aquel entonces yo me dejaba llevar por las amigas, lo que ellas decian me parecia siempre estupendo y si no me lo parecia me callaba y punto, si estaba con Silvia ella mandaba, si estaba con Eva lo que decía iba a misa (que poco caracter tenia), ni recuerdo por que fue la discusión lo que si recuerdo es que tube que decidir y me fui con Silvia, Cristina se fue con Eva y eso nos tubo unos dias separadas en dos grupitos. Si fue cosa de chicos..... ya no se.
Dos o tres veces fuimos a casa del Francesc Armengol, eramos varios y cuando se encerraban en la habitación a jugar a acción o beso, o lo que fuera, Silvia y yo nos quedabamos en el comedor (tan recataditas nosotras) escuchando una y otra vez aquel famoso "I Like Chopin", y si no me falla la memoria una vez salimos todos corriendo por que llegaban sus padres, o quizas esto es producto de mi imaginación.
Lo que no es producto de mi imaginación son las veces que al salir del cole a mediodía nos quedabamos en el parque de debajo de mi casa jugando a los Angeles de Charlie, ahora estareis pensando: "los Angeles eran 3 y ellas 4" Ajaaaaaaaa recordad que hubo dos actrices rubias para hacer del Angel rubio, Kelly la morena bonita y la Sabrina la mas feilla.... evidentemente Silvia y Eva eran los angeles rubios, Cristina y yo teniamos que pelear por la morena mas bonita y... pues con mi poquito genio siempre me tocaba ser la Sabrina, aún suerte que nunca me toco ser el Charlie!! jajaja, y otro día en que Cristina no estaba, no se si fue Silvia o Eva, bajaron un alfiler al parque por que nos queriamos hacer hermanas de sangre, a mi, por más que lo intenté, no me salió.

Cuantos bocatas de "fuagras" nos habremos comido en la casa de tu yaya y en la mia verdad Silvia?? o aquel 23F que mi madre salio gritando de la cocina que estabamos en guerra y mi padre te llevo hasta tu casa, parecia que hasta tubieramos que ver tanques por la calle.

Si Silvia, siempre hemos estado juntas, nos vemos poquito...cierto, pero cuando nos llamamos o nos vemos es como si te hubiera visto u oido ayer mismo, y eso no tiene precio... bueno como ya me empieza la lagrimilla ya seguire otro dia...

domingo, 8 de febrero de 2009

GRACIAS EMILIO

Gracias por devolvernos un trocito de nuestra infancia.

Al ver la foto con los nombres he recordado a todos y cada uno de aquellos compañeros que creía olvidados.

Muchos todavía seguían dando vueltas por mi mente en contadas ocasiones, aquellos con los que más relación tenía cuando acabamos la EGB: Eva María Gutiérrez, una tía encantadora a la que yo le tenía cierta envidia sana, puesto que era mi gran amiga pero en ocasiones rival. Yo, que nunca he tenido mucha autoestima, la veía como la chica perfecta: alta, delgada, guapa y tenía un éxito tremendo con los chicos. Creo recordar que siempre, desde 1º de EGB acababa gustándonos el mismo niño, y yo siempre creía que el niño en cuestión estaba loco por Eva, hasta un día tuvimos una pelea, con todo lo amigas que éramos, en la que acabamos enganchadas por los pelos, espero que llegue el día en que Eva esté en este grupo y pueda corroborar estos datos.

El Sergi Arenas, con su peto azul, siempre que pienso en él me viene a la mente aquel anuncio de tejanos de la época ¿Qué marca era? ¿Te acuerdas Imma? tenía una cancioncita de Rod Steward, ¿cómo era?... no sé si el anuncio tuvo algo que ver en mi mente adolescente pero recuerdo que estuve un poco colgada de él, eso sí nunca se lo dije (creo). También me gusto en su momento el David Vila, tampoco se lo dije. Recuerdo también a menudo y con muchísimo cariño a la Cristina, que también se marchó y vino a los pocos años a vernos un día, pero finalmente perdimos el contacto. Al Juan Antonio Peña como no, y al Mario. En los últimos cursos o quizá fue solo en 8º formamos un grupito mixto, íbamos o más bien iban sobretodo Eva y Cristina, a casa de uno de ellos y algún “verdad o acción” caía. Imma ayúdame que tú tienes mejor memoria.

No, no me he olvidado de Imma en este grupo, pero ella merece un punto y aparte.
Imma, que no solo está en mi mente en ocasiones aisladas sino que está siempre presente. Imma, con la que no he perdido el contacto desde el día en que nos conocimos. Debía correr el 1977 cuando se incorporó a nuestra clase en 2º de EGB y, como tú bien dices Emilio lo que es la memoria, no sé si es real o no pero aún creo tener la imagen impresa en mi mente de su entrada en clase, no recuerdo muy bien si entró ella sola o entramos juntas (yo me inclino más por esto último) ella tal vez lo recuerde, pero ese día nos unió y creó una amistad que está por encima del tiempo y la distancia. Desde el día que salimos por la puerta del Emilia no hemos dejado de ser AMIGAS, y lo pongo con mayúsculas porque pese a que no nos vemos ni nos llamamos mucho, siempre está ahí presente , sobre todo en los momentos difíciles, que son los momentos en los que los amigos con mayúsculas aparecen y están contigo pese al tiempo. Gracias a ti también Imma, sabes cuánto te quiero.

Y al resto: a tu Sergi, a tu Francesc, tot i que no érem íntims us recordo amb un “carinyu” especial i estic feliç d’haver-me retrobat amb vosaltres, y de todos los demás, con Inmaculada Cardona tuvimos una época en la que fuimos muy amigas, fui a estudiar a su casa en alguna ocasión, estaba en la calle Valencia al lado de los encantes nuevos y parecía que estaba superlejos, nos llevaba su madre la señorita Carmen al salir del colegio. Y el Postigo, la Tirado, la Oliva, la Pili, la Elena…. todos ellos. Y como me he reido al verle de nuevo la cara al pieza del Cuenca que bicho era…
Ya ves Imma que, como dice Emilio, no hace falta ser un Pullitzer ni un Cervantes para compartir nuestros recuerdos, animate y escribenos algo, refrescale un poquito la memoria a tu amiga Dori.
De nuevo Gracias, gracias a los cuatro. Os quiero.

sábado, 7 de febrero de 2009

La foto de clase en la que falto yo y la anécdota que quería Sergi que colgara


Sergi, me fui a la cama anoche, tras escribir un montón y mal, pensando en ¿qué anécdota le he contado a Sergi y que él me ha dicho que escriba aquí? Bueno, pues me ha venido ahora a la cabeza. Pensando en Silvia y en qué colgar aquí para que sonría. Así que esto va por vosotros.


En clase teníamos un especimen humano que se salía de lo normal, era, podríamos decir, una persona extraordinaria. Era un tipo agudo, ingenioso, con gracia, mucha gracia, buen contador de historias y, que me perdone si lee esto, muy amanerado. Cada vez lo era más. Sin embargo, a pesar de lo crueles que éramos de niños, nunca nos metíamos con él y era por que era simpático. Este tipo era Juan Antonio Fuentes. Resulta, me dicen Imma y Silvia, que fue cantante de Locomía. Flipaba cuando me lo dijeron pero pensándolo fríamente, je je, le iba como anillo al dedo. De Juan Antonio tengo una imagen imborrable. ¿Quién se acuerda?


En cuarto se jubiló la señorita Carmen Buisán, nuestra Senyoreta Carmen. Era casi una abuela para nosotros por la edad, pero por comportamiento era una tieta de estas de pueblo severas y arrugadas con moño ¡Tenía una mala hostia! El caso es que durante cuatro años estuvimos subyugados a una educación estricta por parte de una señora que, imagino, dio clase durante unos 45 años más o menos por lo que, calculo, comenzó a impartir docencia sobre los años 30 ó 40. Imaginad en qué manos estábamos ¡Mare de Deu! -expresión muy típica en mi casa tanto que hasta mi mujer, granadina ella, la suelta así, en catalán-.


La pobre Carmen se jubila y nos traen a una señorita de suplencia para acabar el curso. Ella se hizo cargo de la quinta evaluación. Tenía un nombre rarísimo, Visitación o algo así. Recuerdo que vaciando los cajones de la Buisán, que en Gloria esté, se le ocurrió repartir entre los niños lo que hallaba. Para eso estableció una especie de concurso a base de preguntas y respuestas. A mi me tocaron unas tijeras de marca 'La Palmera' con un lazo azul que aún conservo. Soy muy fetichista para mis recuerdos y cosas. Mi mujer a esto le llama 'Síndrome de Diógenes'. El caso es que la seño nueva no era tan estricta como la Carmen y, claro, nosotros nos aprovechamos unos meses. A la pobre se lo hacíamos pasar mal. ¿No os acordáis? Pero si alguien disfrutó de esa circunstancia fue Fuentes. Juan Antonio encontró vía libre a su personalidad, a su locuacidad y gracejo.


Un día, hastiada de la tarde de perros que le estábamos dando, seguro que sería ya casi en verano con lo que estaría hasta con ganas de una siestecita, la seño se fue de clase con alguna escusa y como tenía por costumbre puso al frente a un compañero. Esta tarde que yo recuerdo fue Fuentes el jefe de la clase por un rato. La costumbre era apuntar en la pizarra el nombre del que hablara o se portara mal. Bien mirado era una esquirolada, una auténtica traición y una chivatada tremenda. Fuentes se lo tomó muy en serio y comenzó a apuntar nombres. Uno de los primeros en salir al encerado fue el mío, le siguieron Postigo, Ibáñez Cuenca, Armengol, niñas no recuerdo, y alguno que otro más. Fuentes no podía con nosotros y a los nombres se le iban uniendo cada vez más cruces. Cuando vio que las medidas disuasorias no servían Fuentes aplicó el dicho de 'cuando no puedes con tu enemigo, únete a él' y Juan Antonio Fuentes nos deparó toda una suerte de bailes, chistes y chascarrillos. Como si fuera un invitado al club de la comedia Fuentes estaba frente a nosotros, imitando a la profesora, a nosotros mismos, haciendo chistes. Recuerdo que las caracajadas se oían en todo el ancho vestíbulo que compartíamos con otras clases. De una de ellas, la que había junto a las escaleras, salió Don Abilio y nos echó una bronca tremenda. Entonces callamos, pero para siempre quedaron las carcajadas que el Fuentes arrancó de todos nosotros. Allí retumbarán aún.


Por cierto, para cerrar el post: ¿os acordáis de la leyenda de la mano negra cuando entrábamos a los baños? ¿del olor de la comida de la cocina?. Y para acabar: esta foto que me manda Silvia Vidorreta, la cual pronto aparecerá por este blog. ¿De quién os acordáis? ¿Quién falta aparte de mí? Pinchad en ella y la veréis en grande. Esto me divierte mucho y es como un Gran Brain Training pero sin tener que comprar la Nintendo. Por si acaso Paula ya la tiene, ja ja ja.

viernes, 6 de febrero de 2009

Reencontar amigos, recuperar tu vida.

Soy un pelma pero sí. Reencontrarme con Sergi e Imma es ... , no sé como explicarlo ... Sergi, nen, ayúdame en esto, es ... como si me volviera a salir el pelo de la coronilla, o más. Algo que creías perdido para siempre y que era tuyo, solo tuyo. Por que los amigos son la mejor propiedad privada que existe por que son un patrimonio que se gana sin engañar a nadie, se gana desde el amor y la sinceridad. Y claro, volver a pasar estos ratos con ellos es agradable, pero lo es más pensar que ellos también los quieren pasar contigo. La vanidad en esto juega un papel importante pero también lo es pensar que no haces mal a nadie y que le aportas algo positivo a los que quieres. Hablar con Sergi e Imma hoy ha sido muy natural. Me daba miedo por que pensaba que iba a llorar, que iba a estar tembloroso pero no, he sido yo y me he sentido como si los 25 años no hubirean pasado, sólo un verano. Como cuando te despedías en junio y te ibas al pueblo y volvías en septiembre contando las novedades. Así ha sido. Claro que además hemos recordado cosas. Una de ellas ha sido las cualidades o características de cada uno. Vamos allá. Perdonáis si no me atrevo a escribir en catalán. Es muy pésimo mi catalán y mi acento .... bueno que lo cuenten ellos.
Sergi me ha recordado que en clase había dos grupos diferenciados, los que eran nombrados con el apellido o quienes lo eran por su nombre. Él siempre había sido el Aróstegui, no sé si la tilde está en su sitio. Sergi ¿me perdonas?, pero cuando hablábamos con él recuerdo que le decíamos Sergio, no Sergi. Yo era Emilio, alguno me decía Barbero, los menos y él me asegura que yo era Emilio. De otros recordamos el nombre y el apellido mientras de otros sólo el apellido. Por último, cualidades de algunos muy concretas. Mi tocaya, Emilia, estaba gordita y recuerdo que era buena chica. Del Sergi Arenas su tocayo recuerda que siempre llevaba un peto vaquero. Hemos recordado a Gómez. Angelito. Falleció en un terrible accidente de tráfico cuando estábamos en 3º de E.G.B. los dos hemos coincidido en que era rubito con gafas redondas de pasta. De Imma recuerdo que era delgada, rápida y muy graciosa. De Silvia Vidorreta que era muy guapa; de Mari Ángeles Oliva ambos recordamos que era guapa y que bailaba pero sobre todo recordamos a su hermano, Emilio, que nos crujía a palos en el patio, ¡qué chaval más majo! Pilar Rubio no la rcuerdo, lo siento. Jo, la Tirado. María de los Ángeles Tirado se incorporó en 3º, creo, empezó después y recuerdo que tenía buenos dientes y que me gustaba mucho de 5º en adelante. Era divertida y me gustaba. De Loli no recuerdo nada, lo siento también. Si me refrescáis más detalles seguro que me viene a la mente. De Hermosinda tengo un recuerdo qeu eran sus vestidos con encaje en el cuello. Tengo la sensación de que era hija de gallegos. Raúl, no recuerdo su apellido pero sí que al pobre le metíamos mucha caña. En ocasiones aprovechaba mi tamaño para defenderlo y siempre lo tenía cerca. Le decíamos el 'pescailla', cosas de críos. Esta sí que es buena: Imma Cardona Serra era la hija de la Señorita Carmen Serra, tenía una gracia increíble y sacaba buenas notas. Su madre le metía mucha caña. Alberto Catena, sobrino de la Angustias, Fernando Martínez y Marco Peña eran los empollones de la clase. EL Marco Peña además jugaba muy bien al fútbol. Mario Marina también jugaba de escándalo. El Francesc era un tío grande y que se llevaba bien con todos, era 'muy catalán', es decir su vida era en catalán incluso conmigo que era castellanoparlante. Gracias a él sé bastante catalán, gracias Xisco. Él y Jaime eran mis mejores amigos, ellos dos y el Gori, enorme. De hecho Gori, Francesc, Peña y yo éramos los más altos de clase. Jaime era bajito y tímido. ¿qué habrá sido de él? fue el único que se despidió de mí , él y Fuentes, Pedrola, Mario y Raúl. De Manuel Royo recuerdo que le dí la brasa cuando salió un humorista en el 1,2,3 Responda Otra Vez que se llamaba como él. Espero que esto os sirva para recordar. ¿Has visto Imma como no hace falta un Pullitzer? Ánimo. Cómo me he reído contigo esta mañana. El domingo contaré la que lió el Fuentes un día que lo pusieron al cargo de la clase. Besos a todos. Id pensando en una cena todos juntos.

El Ibáñez, la chica de la calle Agricultura y el coche patrulla.

Menuda tarde de teléfono nos hemos pegado Sergi y un servidor. Ha sido más de una hora. No quiero ni pensar lo que será este verano, tranquilos, en la vega de Granada, si Sergi se anima a venir, o en cualquier lugar de Barcelona escogido por mis amigos, acompañados de una buena cerveza con su tapita de jamón lo que los picos van a soltar. El intercambio de vivencias y experiencias será extraordinario. Pasa además que los recuerdos de los demás a veces los haces propios o incluso despiertan esos que tenías aletargados. Sergi, cuya voz ya adorna mis sentidos y me acompañará ya toda la vida, me ha hablado de la memoria selectiva como método de defensa ante aconteceres pasados que han supuesto un trauma y me cuenta además, como sólo lo hace un amigo, casos concreto sy muy especiales que mejoran aún más la imagen que de él ya tenía. Pero volviendo a la memoria. Es cierto que hay capítulos que se quedan en un cajón, se les echa la llave y esta se pierde. Pero no necesariamente han de ser traumáticos o malos. El simple hecho de no tener a mano quien te refresque la memoria puede ser el detonante de que la selectividad memorística eche a andar. Hoy Sergi y yo nos hemos dado varias llaves. Abramos un cajón.
Teníamos en clase a varios compañeros que su escasa solvencia con las notas la suplían con una gran dosis de humor, juego, simpatía o simplemente dosis convictivas. En ese grupo estaban algunos como Antonio Postigo a quien las notas castigaban duramente, el pobre, o David Pedrola al que recuerdo bonachón y un poco 'vivalavirgen' (expresión muy granadina que significa que le da lo mismo absolutamente todo o que se la sudaba y perdonad la expresión pero es la más cercana a lo que recuerdo de él). Pero sobre todo estaba el Ibáñez Cuenca. Este era un tío bajito, avispado y que si te descuidabas te camelaba y acababas haciendo lo que él quería. No sé que habrá sido de él pero, que me perdone si lee esto alguna vez, puedo imaginar que no le habrá ido muy bien ¿o sí? El caso es que al Ibáñez Cuenca le gustaba una chica en 7º, mucho, más que mucho, estaba loco por ella. Esta iba a un curso más que nosotros, 8º, y la esperaba en el pasillo para verla. No le decía nada, la miraba, la seguía a hurtadillas sin que ella se diera cuenta. El caso es que una tarde, entrábamos a las 15:00 en horario vespertino, me dice a la entrada: "Emilio vamos a hacer campana" y como con él había que llevarse bien o acababas regular decidí no llevarle nunca la contraria. Ese día nos corrimos el barrio entero, un peligro teniendo en cuenta que La Perona discurría paralela a nuestro itinerario. A las cinco estábamos a las puertas del cole y fue entonces cuando me confesó lo que le gustaba la chica de 8º, la cual yo conocía de vista y había saludado alguna vez. Por eso quería que esa tarde me quedara con él. Es de las cosas que más claramente recuerdo. Esa chica se llamaba Pilar pero yo no sabía donde vivía. Entonces la seguimos. Acabamos en la Calle Agricultura, muy lejos de donde estábamos y más aún de mi casa, frente al campo del Júpiter. El Ibáñez se quedaba embobado mirándola, le gustaba un montón, casi hizo que me gustara a mí. Recuerdo el portal, una casa grande de no muchas alturas, antigua, con un patio interior accesible desde la calle y soportales. Quienes vivís en el barrio aún seguro que recordáis la edificación. A la vuelta a casa me crucé con varios coches de la policía, eran furgonetas marrones de esas con el escudo en la puerta y las rejas negras en los cristales. Mé quedé un poco parado cuando una se paró delante mía. "No puede ser mi padre" mi padre no patrulla con estos coches, él lleva uno blanco cuando patrulla que no es siempre, además el está destinado en San Andrés". Mala suerte era el 'Emili pare', como le dicen aún mis amigos de Granada -aquí es que hay mucha guasa-, al que habían llamado del cole extrañados por que no fui esa tarde y me vieron luego en la puerta con el Ibáñez. Mi padre, al que he consultado esta noche el suceso, cogió el primero coche que pilló del cuartel y recorrió toda la Verneda hasta encontrarme. Estaba cruzando la Calle Guipúzcoa a la altura del Cine Verneda. Menuda la que me cayó, aún me acuerdo 25 años después. El Ibáñez sé que no acabó el cole, lo he recordado después de hablar con Sergi por que Jaime del Prado me lo escribió en una carta dos años después de aquello. Volviendo a la memoria selectiva, este recuerdo lo tuve borrado años hasta que esta noche me ha venido, limpio y claro. Aún veo el edificio de la Calle Agricultura, aún recuerdo el coche patrulla y todo lo anterior. Recuerdo que mi padre me dijo que era un 'bala', jo que mal me sentó, y que le decía a mi madre, "niña como no nos vayamosde aquí este es peor que el Torete". En serio. Mira tú, ahora soy periodista. Con lo que me hubieran hecho de películas si me hubiese quedado en La Verneda y ahora soy un simple plumilla.

Arc, Periquito i LLibres d’estudi

Parlant ahir pel messenger amb vosaltes, estimats amics, em vau fer recordar petites anècdotes que tu Emilio deus recordar per la proximitat en que et trobaves.

El nostre amic i veï teu Luís de Andrés, vivía si no recordo malament en el pis 14 d’un bloc de color gris de 17 pisos, entrant a l’escala a mà esquerra. Dic això per què penso que tot i que per fora es veia un edifici, per dintre estava dividit en dues escales independents amb el seu ascensor particular. En aquest mateix bloc però a l’escala dreta hi vivía la Eva Gutierrez

Recordo que el pis del Luís no era massa gran, però jo el trobava acollidor. També recordo que el seu cotxe era un Citroen CX de color marró o beig. A mi m’encantava aquell cotxe, el trobava super xulo.

Un dia estan a casa seva em va ensenyar un arc amb les seves fletxes de veritat. Jo el vaig veure enorme, ja sigui per que nosaltres erem petits, o per que realment al ser un arc autèntic tenía aquesta mida. Pesava molt però era molt vistós i agradable al tacte. El Luís em va comentar que al seu pare li agradava el tir amb arc i volia practicar-lo.

Havia anat varies vegades a aquell pis. Puc dir amb la boca ben gran que el Luís i jo erem amics. Els seus pares coneixíen a la meva mare. La meva mare també coneixía els pares de la Eva però malauradament no hi vaig anar mai a casa seva. Quan dic que es coneixíen, no vull dir que es saludaven i ja esta, en absolut, si es trobaven pel carrer es passaven estones parlant.

Un dels dies que ens vam veure a casa seva, el Luís em va explicar que se li havia escapat el periquito. Sovint tenien el costum de deixar-lo volar per casa, tancant previament les finestres. La mala fortuna va voler que un dia, sortís l’animal a volar mentre la finestra del menjador estava oberta. No va torna mai més a casa i el Luís estava molt trist.

El Luís era un noi prim, moreno, castellà. Crec que no tenia problemes amb ningú i es feia amb tothom. Era més assemblat al pare que a la mare.

La seva mare era molt endressada, ho guardava tot, tan és així que estan un dia per casa seva em va explicar que guardava en un armari tots els llibres de text des que va començar a estudiar.

Així eren el Luís i la seva familia. Des d’aqui li envío una abraçada molt forta a ell i als seus pares.

jueves, 5 de febrero de 2009

Memòria selectiva

Sembla mentida. Després de tant de temps ens tornem a trobar.

Des que li vaig comentar a l’Emilio d’obrir un blog, li estic donant voltes al cap sobre el què escriuré.

Sempre que no estic davant de l’ordinador, em venen a la ment parrafades senceres molt ben ordenades de records que ja em pensava que havia esborrat del meu cap, però tot just m’assec a la cadira per a començar a escriure i se m’esborra totalment tot allò que feia una estona tenia clarissim com explicar-ho. En el teatre crec que li diuen po escènica, quan ets saps el paper perfectament i en quan trepitjes l’escenari se t’esborra totalment la ment, o quan has estudiat molt per un exàmen i en el moment que tens el paper davant per a començar a respondre a les preguntes t’has quedat en blanc.

El meu pare em va dir fa molt de temps, que en aquests casos el que s’ha de fer es tancar els ulls i pensar que ningú t’està mirant, disfrutar del moment i deixar-te portar. Això mateix vaig a fer.

Conec perfectament la ubicació de les lletres en el teclat, sento com si tingués una connexió USB directa des dels dits fins el meu cervell i trobo la carpeta a on estan arxivats els records d’aquella època.

Recordo a tots asseguts a classe ordenadament, tots mirant cap a la professora, no sé qui s’asseia al meu costat ni davant ni darrera, les meves notes eran acceptables dins d’un límit, mai vaig ser un excel·lent estudiant però m’en sortía bé. Durant aquella època no sentía la necessitat de recordar les coses al detall, doncs em donava la sensació de que estava de passada, un més de l’escola i de fet va ser així, doncs no vaig tenir mai contacte amb cap company de classe un cop es va acabar l’EGB.

Durant els primers cursos, recordo que estavem a una classe del primer pis, pujant l’escala sortint a un distribuidor molt ample, a mà esquerra. Allà estàvem amb la Carmen Buisan com diu l’Emilio. Quina dóna més encantadora. Em be a la ment uns cromos que La Caixa regalava a canvi de no sé què, i la professora ens cridava pel nom per a donar-nos-els, aquell xandall de color blau fosc amb tres ratlles blanques als costats, que la mare sempre m’el feia emprovar fora de la classe per si m’anava bé o no (quina vergonya passava).
Allà només teniem a la Carmen tot el dia.

Crec que per aquelles dates el Luís de Andrés Vicente i jo ens vam fer molt amics. També recordo la mort del Gómez en accident de trànsit. Va ser un cop dur. Els seus pares feia poc s’acavaben de comprar el Seat Ronda de color taronja. Quan ens ho van dir ens vam quedar muts.

Van passar els anys el Luís de Andrés va marxar de l’escola, veníen alumnes nous a la classe i feiem altres amistats, però això sí, els nois per una banda i les noies per un altre.

Ens feiem grans i els costums no canviaven, al final s’havien format grups més definits, entre els nois hi havia el grup dels empollones que no es que tots els del grup ho fossin (penso jo), després estaven els macarrillas de turno i després aquells que voliem passar desaparcebuts a classe.

Tinc present a la professora d’anglès picant amb la clau a la taula fins que ens callessim.

La tieta de l’Alberto Catena, aquella professora baixeta, que fora de classe era una persona molt trempada, pero dins de classe era un òs. Aquesta professora era capaç d’escriure amb les dues mans.

També recordo amb molt de carinyo a la Carmen Serra, sempre es va portar de maravella amb mi. Ella tenia un Renault 12 de color verd.

I la profesora de mates que bona estava la tia, ens portava a tots bojos. Recordo una vegada l’Antonio Postigo fent una de les bromes que se li passaven pel cap. Aquest cop va agafar un boli i a tots els companys que s’acostaven a la taula de la professora a parlar, els punxava amb el boli al cul i una de les vegades que ho va fer, va ser a la mateixa professora de mates. Quin riure!!!!!. Evidentment el van castigar.

Què inocents que erem.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Mis primeros recuerdos del cole. Emilio Morales Barbero


Era septiembre de 1976, recuerdo perfectamente la señorita Carmen Buisán Boronat con su bata celeste, regla en mano, totalmente ensortijada y pequeñita, casi como nosotros, dándonos la bienvenida a clase. Yo venía, como muchos, de los parvulitos de la calle de al lado, el Eugenio Fuentes Marín de cuyo patio tengo un recuerdo del que me he avergonzado toda la vida: le quité un coche de juguete a un niño. No viene al caso pero lo guardé años y cada vez que lo miraba me avergonzaba y pensaba que alguien desde algún lado me veía así que nunca jugué con él. Bueno, no divaguemos. El caso es que llegar al Colegio Emilia Pardo Bazán era para mí una aventura nueva que afrontaba con miedo. Lo que no sabía es que mi miedo era el mismo del resto. Otro recuerdo que guardo es que pusieron a mi lado en clase a Valentín y a Luís de Andrés, que había estado conmigo en el Eugeni Fuentes. También recuerdo que Valentín era de Narbona, Francia. Siempre que podía lo recordaba. También tengo grabado en la memoria que tardé más que otros en adaptarme y que me ponía a dibujar coches, en concreto con un transportador hacía la silueta de algo parecido a un Seat 600. Sí, de todo eso me acuerdo. De nombres me acuerdo de muchos pero recurrentes en mi memoria sólo unos pocos: el Armengol, el Fuentes, el Pedrola, el Aróstegui. De las niñas pues de pocas, no nos ajuntaban como dice mi buena Imma. tanta vuelta para decir lo siguiente. Ha sido el que se convirtió en el primer contacto 25 años después, Sergi de Aróstegui Bardagí, el que me sugiere el crear este blog y siguiendo sus instrucciones se crea, tal y como el ha querido, por que es lo más acertado. A él lo recuerdo sobre todo del último curso, sentado delante mía, como un buen chico, no recuerdo sus notas pero creo que no eran mejores que las mías, sí su comportamiento, más educado y tranquilo. En todo caso lo he recordado siempre como un buen chico. Quizá no se sentaba delante mía, quizá, sacaba mejores notas que yo o se portaba peor, son recuerdos que pueden estar erróneos pero sí parece que era un buen chico, al menos ahora lo es. Ha sido enorme encontrarlo tanto tiempo después, ¿eh Sergi? El próximo post será suyo y esta página será, como era la clase, bilingüe. Aquí es parlarà de la mateixa manera el castellà que el català, sense dubdes la millor fòrmula de trovarnos bè. Bueno para acabar. Este verano haré lo imosible por verme con, al menos, Sergi, Imma, Silvia y Francesc. Es más que posible que me vea con Postigo y Pedrola, que vivía al lado del bar del Postigo, dato del que me acabo de acordar ahora. Pero ya pienso en una 'trovada' de más compañeros y esa ha de ser aquí, en primera instancia. Por lo pronto Sergi y yo tenemos pendiente dos cosas, unos slaloms en Sierra Nevada y unos kilómetros en bici por los Pirineos. Menudo plan más chulo. Que este blog permanezca como un ancla, para que podamos fondear nuestros recuerdos a la espera de poder navegar con ellos. No os perdáis más, no me perdáis por favor. Por cierto la foto es del Eugenio Fuentes Marín, a la puerta, mi madre me llevaba al cole con mi 'canguro' y la bolsa de la merienda con una gran E de Emilio, por si se perdía. Qué tiempos, ja.

Memorias de la Verneda. Capítulo 2

En el último post os contaba algo de mi infancia. Es curioso como se han precipitado los acontecimientos. Del último post a esta parte he encontrado a tres compañeros. Una de las que creía haber encontrado resultó ser una falsa alarma pero dos días después, a través de Facebook, redibí un mensaje devuelto. Le preguntaba a un chico llamado Sergi de Aróstegui si era aquel Sergi que era compañero mío en clase. En efecto, lo era. El corazón se me quería salir del tórax, la sangre fluía aceleradamente y las lágrimas afloraron levemente. 25 años después supe algo de alguno de ellos. Inmediatamente entramos en contacto. Al día siguiente al llegar al trabajo me metí en el ordenador para volver a ver el mensaje, no lo podía creer. Localicé una página del Colegio y me encuentro un mensaje de una chica que afirmaba estar en clase con Sergi Aróstegui. Inmediatamente le envié un mensaje, seguro de que no se acordaría de mí. Imma Vicent, recordaba perfectamente su nombre y lo pizpireta que era, me contestó de inmediato, que sí, que me recordaba.
Imma Vicent ha sido, pero con muchísima diferencia, la alegría más enorme y satisfactoria de los últimos años. Ha sido casi comparable al nacimiento de mis hijos. No es una exageración. Irme de Barcelona, aunque al principio fue una aventura, resultó ser un problema para mí. Los primeros meses en Jaén no me adaptaba al colegio, era ya 8º, no me adaptaba a un régimen escolar rudo y anticuado en lo docente pero flojo en lo académico. Recuerdo al profesor Antonio Pastor que, apesadumbrado por mi acento, me tiraba de las patillas, recuerdo a un larguirucho Ureña, más alto y fuerte que yo, que me decía despectivamente: 'el catalán'. Menos mal que siempre me han sobrado narices y un día en el patio, delante de todos, le dí una tunda importante. A partir de ese día se acabaron los motes y apodos despectivos y sí, era y soy catalán. A mucha honra. Fue horrible, con 14 años casi. Claro, era en esos momentos cuando me acordaba de mi clase, mi pupitre, mis compañeros, mi patio, esas escalera metálicas que bajaban a ese patio amplio y diáfano. Fui creciendo física y humanamente hasta que todo pasó. El Instituto fue una época imborrable, hice grandes amigos, las primeras novias, destaqué en el baloncesto, repetí algún curso, fui delegado de clase, me iba bien en definitiva, todo quedó olvidado. Pero yo siempre eché de menos a mis compañeros de clase y esos recuerdos se borraban, cada vez más, parecían un sueño, casi una mentira, algo que sustentaba una fábula increible. Pero Imma, mi querida Imma, con la que no tuve mucha relación en clase pero que, curiosamente no tenía olvidada, aparece con toda su dulzura, toda su memoria y regalándome sus recuerdos. Unos recuerdos que reviven los míos y destrozan de un plumazo las fábulas para convertirlas en realidad, unos recuerdos que te despiertan del sueño y te llenan de vida. La infancia perdida nace de nuevo y por unos instantes te ves allí, en esos pupitres beige con las patas verdes, en esos pasillos, en el patio, en el colegio.
Después encontré a Silvia Vidorreta, que tanto nos gustaba a todos los chicos, ella y la Oliva. También parece haber aparecido Mario Marina y, quizás, el Xisco que tan amigo mío era. No doy con Mari Ángeles Tirado, que me gustaba más que ninguna, qué vergüenza, a estas alturas pero bueno teníamos 13 años, era normal.
Es por eso que este post se lo quiero dedicar a todos mis compañeros de clase, a todas mis compañeras de clase, en especial a Sergi, Silvia e Imma, en especial a ella que no me ha dejado solo ni un momento desde que nos volvimos a encontrar, a Imma que me hizo llorar de alegría la semana pasada.
Dicen que llorar no es malo, que es una vía de escape y te relaja. Pero llorar de alegría y felicidad como llevo estos días no es que no sea malo, es maravilloso. Cada mensaje de Silvia, Sergi e Imma me alegra el día, me motiva más y me devuelve algo que había perdido: mi infancia. Os quiero amigos.

Cuando los recuerdos se borran. Memorias de La Verneda. Capítulo 1

Estoy en plena fase nostálgica de mi vida. Creo que son los 39 años que asoman por mi carné y que me arrollarán en mayo. El caso es que últimamente me acuerdo mucho de mis abuelos fallecidos, de cosas del pasado y de otras cuestiones que, aún estando presentes, nunca habían sido un asunto principal. Nací en 1970, en Barcelona, ciudad de la que me vine en mayo de 1983 a Andalucía, primero a Jaén, con paso fugaz por Almería, y luego a Granada, en 1989, hace 20 años. Por tanto, he estado más tiempo fuera de Barcelona que en ella. Sin embargo esos años fueron cruciales en mi vida ya que supusieron lo más importante en la vida de un ser humano: la infancia. Pero he comprobado cómo los recuerdos de la infancia, que de por sí son complicados de arraigar en el cerebro por varios motivos como el tiempo transcurrido o lo distinto que se ven las cosas con esa edad, se van perdiendo si no los ejercitas, incluso los que quedan pueden ir distorsionándose. Es por ello que me esfuerzo enormemente en no perder los recuerdos de mi barrio de Barcelona, La Verneda. Estos días he descubierto en Google Earth, a través de la herramienta Street View, fotos actualizadas de mi barrio, de mi calle, de mi portal, del parque donde jugaba, de mi colegio, de su patio y de las calles aledañas. he de señalar que está todo tal y como lo recordaba, que he trabajado bien la memoria pero que volver a ver las imágenes, sin tener que esforzar la mente me ha supuesto varios días lacrimógenos. Igualmente, he encontrado alguna compañera de clase, he visto vídeos de mi colegio, he contactado con gente del barrio en Facebook y esos recuerdos que se perdían para siempre han vuelto a reverdecer, han aflorado en mi cerebro y me han devuelto algo de vida. Sucesos que estaban difusos en mi memoria han aparecido con enorme claridad. No quiero que se vuelvan a perder así que voy a ir escribiéndolos aquí con la idea de volver a leeerlo una y otra vez, con la idea de que si alguien puede aportar datos o dejar su comentario enriquezca este ejercicio de memoria, con la idea de que cuando falte de este mundo, mis hijos, Paula y Jorge, sepan algo de lo que su padre casi no habla: que es de Barcelona, de la Verneda y que allí fue felíz y que no habla más de ello por que le entristece.
Hace 25 años que me vine de La Verneda y no he vuelto a ir. Es de vital importancia para mí recordar las Calles Concilio de Trento, Guipúzcoa, Fluviá, Huelva, Selva de Mar o Menorca. Lo es recordar el colegio Emilia Pardo Bazán, ahora Bac de Roda, y los días allí. Es curioso pero al no poder encontrarme con amigos de clase no he participado de conversaciones esas de: "te acuerdas de cuando ...., te acuerdas del...., te acuerdas de la profesora aquella...." que sin embargo sí tengo del Instituto, de la Facultad, de los distintos trabajos que he tenido. Esas conversaciones refrescan la memoria y como no las he tenido de mi infancia, por que me fui de La Verneda para no volver, mis recuerdos del colegio se borran cada día más. Aún recuerdo cómo pensaba en clase de 8º de E.G.B. en Jaén en mis amigos de La Verneda, como recitaba de memoria la lista de clase, esa lista que apenas había variado en siete años, incluso recuerdo haberla escrito a mano en clase. Sin embargo ahora ni lista, ni recuerdos, ni nombres ni mucho menos las caras, tan solo unos cuantos nombres y apellidos sueltos y alguna anécdota. Voy a empezar a escribir aquí esos recuerdos con tal de que no se borren y se pierdan para siempre. el primero es el último día que estuve en Barcelona.
Era un día alegre, 20 de mayo de 1983. Desde que tengo uso de razón mi madre sólo había tenido una idea en mente, volver a Granada. Cuando emigras a un sitio fuera de tu tierra por necesidad te haces a la idea de que no volverás en mucho tiempo, incluso puede que no vuelvas nunca. Pero cuando te vas destinado por necesidades de tu trabajo siempre tienes la esperanza de volver, cuanto más pronto mejor. En el caso de mis padres pasaron 14 años allí. Por eso era un día feliz, todos queríamos irnos a Granada, incluso nosotros. Pero lo cierto es que no volvíamos a Granada, nos trasladábamos a Jaén, que está a 100 kilómetros de Granada y donde apenas teníamos familia, mi tío Pepe y unos primos que vivían en la otra punta de la ciudad, si se le puede llamar ciudad a Jaén. Ese día 20 de mayo recuerdo que estuvimos metiendo cosas en el camión de la mudanza toda la mañana, que nos ayudaron mis primos Manolo e Irene, que al despedirnos de ellos en Concilio de Trento, lloramos mucho, que mi madre miró el bloque y casi ya no quería irse. El día antes, viernes, fui al cole por última vez. Me hicieron una especie de dispensa y me examinaron antes de irme todos los profesores. Recuerdo perfectamente el examen de catalán, oral y a todas luces innecesario ya que me iba a Andalucía. Ese día pasaron muchas cosas, por ejemplo que en el patio, donde ahora parece que hay una escuela infantil, me dieron un balonazo en la cabeza y me dejaron sin sentido por un momento, recuerdo que ese día me senté al final de clase y que no paraba de mirar a mis compañeros y compañeras, como si supiera que nos lo vería nunca más. Cómo me gustaban Silvia Vidorreta y Mari Ángeles Oliva. Ese día jugué con Peña y Martínez, los dos empollones, con Juan Carlos Medina y con Pedrola. Al salir de clase hice unas fotos de la que sólo me queda una. En ella se ven Raúl, al que decíamos 'pescailla', Mario, que jugaba muy bien al fútbol, Domingo Fuentes que era un cachondo y tenía gracia como nadie, en la foto sale junto a la seño de Catalán poniéndole cuernos, y Pedrola. Mi mejor amigo, Jaime del Prado Garifo, no sale, él se iba rápido a casa. De ese último día de colegio recuerdo que, sentado al final de la clase, una clase muy iluminada por detrás y oscura en la pizarra, con un techo de dos alturas, creo, me regaño el profesor de Lengua Española por que, conmocionado por el balonazo, apenas pude responder a sus preguntas, el pobre hombre, cuando los compañeros le dijeron lo que había pasado se escusó y dijo: "de todas maneras ya no sirve para nada lo que hagamos hoy ¿verdad Emili? Por que yo era el Emili. Más tarde, ya en casa, la madre de Jaime le dejó ir a despedirse y Jaime vino a casa, subió los 13 pisos y me encontró ayudando a embalar cosas. Me dejaron bajar a la calle Concilio de Trento y allí jugamos a las canicas un buen rato hasta que el débil silbido de mi padre me advertía de que era hora de volver a casa. Así transcurrieron mis últimas 24 horas en Barcelona, entre el 19 de mayo de 1983 y el 20 de mayo de ese año. Quién me iba a decir que un 19 de mayo, el día que fui por última vez al cole en Barcelona, el día que me dieron un balonazo, el día que hice esa foto, 18 años después, nacería mi hija Paula, también un 19 de mayo. Recordando me he dado cuenta de lo curioso de esa casualidad. Por eso es bueno recordar.