martes, 16 de junio de 2009

Un encuentro maravilloso


Viajar a Barcelona 25 años después llenaba de emoción mi corazón el pasado viernes. Tuve un vuelo tranquilo, nada que ver con la pesadilla de la vuelta y el miedo que pasé, y eso contribuyó a que cuando al girar el avión para descender sobre la pista la visión de Barcelona me emocionóy no pude reprimir unas lágrimas silenciosas pegado a la ventanilla del Airbus. Distinguía perfectamente la Torre Agbar, nuevo símbolo de la Barcelona moderna y actual, el Tibidabo, la Sagrada Familia y Montjuïc, los más altos emblemas de mi ciudad. La sensación de "he vuelto a casa" me embargó. No era la sensación que tuve en otras ciudades como Madrid, Viena o Múnich. No. Era la sensación del emigrante retornado. Del aeropuerto a Sants y al salir de allí: Barcelona. Casi me desmayo. Me cogí a un poste, y empecé a llorar mientras alguien me miraba. Me senté en mi maleta y me dije "y ano lloro más", y así fue.
Lo siguiente fue ver a Sergi. Los nervios me podían, subí la calle Numancia atropellando viejecitas con mi troly. Sergi baja del curro y nos fundimos en un abrazo. No lo podía creer. Ni nos habíamos despedido, éramos compañeros de clase y amigos pero éramos adolescentes y pasábamos de esas cosas. Y sin embargo nos abrazamos como los dos mejores amigos del mundo. Creo que ya sí lo es, al menos en mi corazón lo es y comparte eso con otros dos bichos que tengo por Granada. Al poco llegó Imma.
Oigo un "Emilioooooo", era ella, me la comía a besos, a abrazos, no podía creer estar abrazando a Imma Vicent, mi Imma, la Vicent. Me ha roto el corazón esta niña, creo que esto ha podido con ella, ha observado mucho y ha hecho miles de fotos. Este fin de semana he sentido que estaba feliz y eso me ha hecho más feliz a mí.
Nos fuimos andando al Clínic. Nos sentamos en una terraza y tomamos algo, de pronto unos brazos me rodean por detrás y siento un beso cálido en mi cara. Casi me da algo: Silvia Vidorreta. Ya me podía volver a Granada. Sergi, Imma y Silvia. Los tres que han estado al unísono estos cinco meses conmigo, desde el primer día. Pero eso era la punta del Iceberg.
Ver a Marta fue más emocionante de lo que yo esperaba. Hablo cada mañana con ella por el messenger pero abrazarla casi me desmorona. ¡¡Qué mujer!! lo que diga es poco, es atenta, dulce, buena madre, buena esposa, trabajadora pero sobre todo una amiga increíble. Esto no iba con ella y se ha volcado en que todo salga a pedir de boca. Junto a Marta su madre Dolores que por dar ha dado hasta su casa. No tengo palabras. Vane y Edgar también me dieron un recibimiento increíble así como Paula y Uxue.
Quiero dar un especial agradecimiento a Jordi, de Casa Parramón, por la paciencia y dulzura con las que nos mostró el sábado el proceso de elaboración y restauración de un violín. Estar en un taller de luthieres me dejó excitado para todo el día.
Antonio Postigo merece capítulo aparte, ha sido cómplice de todo, nos ha tratado como si fuésemos reyes o autoridades. Me trajo a David Vila, nos ha brindado las mejores tapas del mundo y siento que lo quiero mucho.
El Vililla un monstruo. Está guapísimo el tío, un guaperas increíble, y joven. Callado y encantador. David Pedrola me emocionó. Ver al Pedrola, ja ja, sigue igual el tío. Callado, tímido, pero cariñoso y prudente. Me impactó darle la mano, tiene unas manos duras y curtidas por el trabajo. Conforme le daba la mano me sentí orgulloso de él, de ver que se ha forjado un futuro y una vida a base de esfuerzo personal y humano. Una buena persona y un gran padre.
Marco Antonio Peña, madre mía, que orgullo más estúpido tengo con Marco. Estamos hablando de una eminencia en lo suyo, un tío espectacular en su trabajo, y allí estaba, feliz, no paró de sonreir y más tarde de bailar. Aguantó hasta las tantas y tenía que madrugar. Me abracé a él y casi no quería soltarlo.
Y Francesc, éramos muy buenos amigos en el cole, siempre, incluso nos llegamos a sentar juntos un curso, aún recuerdo el plumier de Copenaghe, ja ja. Llegó el último y lo reconocí enseguida. Me impactó lo guapo y en buena forma que está. Me dijo la cosa más bonita que me han dicho nunca y que guardaré en mi corazón toda la vida.
Eché de menos a quien no pudo venir pero no se deben sentir mal, por que el año que viene lo haremos de nuevo y será apoteósico.
El año que viene 40 años. L'any que ve 40 anys i ho farem un altre vegada.

1 comentario:

Unknown dijo...

ERES UN ENCANTO EMILIO,AUNQUE NO ESTUBE ALLI ESE DIA,HE SENTIDO COMO SI LO ESTUBIERA,ESTOY LLORANDO COMO UNA TONTA,Y TE PROMETO QUE VOY HA HACER LO IMPOSIBLE POR PODER SENTIR TODO LO QUE HAS DESCRITO TAN MARAVILLOSAMENTE.Y ESPERO DE VERDAD QUE ME CONSIDERES TU AMIGA A PARTIR DE AHORA,Y ALGUN DIA CONOCER TAMBIEN A TU ESTUPENDA MUJER Y TUS NIÑOS.MIL BESOS AMIGO MUACCCCCCCCCC